Esta lucha se extendió durante todos los años 80. Tuvo dos etapas: la primera, lograr que se detuviera la explotación y la segunda: mantener al grupo vigente, en pie y que tuvieran los mismos principios. Se involucraron tanto niños como jóvenes y la misma unió varios pueblos. Todas estas facetas que tuvo la lucha se han documentando. Se logró firmar un acuerdo entre la Universidad de Puerto Rico en Utuado y Casa Pueblo. Después de más de cinco años de esfuerzo la campaña concluyó con una victoria inicial. En 1986, más o menos, el gobierno anunció su decisión de no proceder con los contratos mineros, y compró de vuelta las tierras que las empresas mineras habían adquirido. A pesar de todo, las puertas seguían abiertas, y la zona seguía clasificada como minera. Para los años 90 se rumora nuevamente la explotación de la minería, pero ya Casa Pueblo estaba lista. Ya no era un pequeño grupo de individuos, tenía la fuerza de la comunidad respaldándola, y su propio flujo de ingresos de su empresa Café Madre Isla. “Fuimos la voz del pueblo, de la naturaleza y de la vida misma”, concluyó la profesora.